Ira tridimensional

 

Escapando sobre cada cosa, saturando la forma.

Se rasga el espacio sobre nuestro rostro.

 

Se fuga el instante que se produce de improviso.

Esa ira tridimensional sobre los espacios.

 

Que no soporta nuestro cuerpo y quiere volar.

Que agudiza los colores.

 

Las palabras olvidan, las emociones recuerdan.

Se inicia lo imposible sobre lo habitual.

 

Forzando la torpeza cautiva de lo acostumbrado.

Despierta la ira, como un dragón de tres cabezas.

 

Sentimiento plástico

 

Sentir prefabricado. Comercial.

Descrito con lujo de detalles.

En vitrina cautiva a cualquiera.

Listo para llevar.

Inseguridad versus la certeza.

Espontanea sensación de alivio.

Consumiendo.

Este sentimiento plástico.

Mirándonos a los ojos.

Nos descubrimos desechables.

Reaccionando a las alternativas.

Nos perdimos nuevamente.

Tinta indeleble

 

La tinta marcando mis sesos.

Mensajes que inundan.

Que salpican a alguien más.

Pixeles de esta realidad.

Lágrimas de tinta indeleble.

En los discursos. En la lluvia.

Una marca de paz, la guerra.

Un suspiro, un grito, auxilios.

Tinta indeleble, una huella.

El regocijo de lo privado.

Sus gestos los míos.

Una ilusión y una posibilidad.

Espuria en las piedras

La espuria en las piedras teñidas de negro.

Obsidiana expulsada de la ciudad.

 

Esas calles escritas de cotidianidad.

Espuria en el ruido trivial.

 

En la obra de un artista y su fragilidad.

Buscando obsesivamente su legitimidad.

 

Obsidiana en miradas que bien se ocultan.

Entre la noche y la  inmensa soledad.

 

Energía obsidiana que permanece silente.

Conspirando bajo nuestros pasos.

Cambia la ciudad

En el borde de los pasos cambia la ciudad.

Camino escrito con los pies.

Sucede todo y más de lo que logramos ver.

Sobre la orilla de nuestro camino.

 

Sigo mi propio andar, mientras cambia todo.

Como extraño frente a los demás.

En el borde de los pasos, pequeños infiernos.

Amenazantes y vertiginosos.

 

Cambia la ciudad y nosotros junto a ella.

Arrepentidos buscando la oportunidad.

 

En el borde de los juicios, para bien o mal.

Habituados en la soledad de una calle.

Más temprano que tarde

Nacerán letras blancas en mi cabeza.

Rodaran por mis mejillas.

Quedaran enredadas en mi barba.

Hasta que ella me acaricie.

 

Provoque la caída libre de las letras.

Formando  nuevos versos.

Esos que siempre fueron nuestros.

Que nacen sin pigmentos.

 

Que envejecen, pero que no mueren.

Que tiene esa gama de color.

 

Para el que realmente sabe mirar.

Letras blancas ocultas para los demás.

Realidad natural

La primera luz sobre los edificios grises.

El vaho de los transeúntes.

Hielo en los vidrios de los autos.

Café caliente en la siguiente esquina.

El roce de toda la ciudad sobre la tierra.

Despierta a los universos.

Florece una nueva flor, muere otra.

Diminutas realidades como personas.

 

Una canción del pasado y un desayuno.

Todo ocurre sobre el reloj.

Translación y rotación sobre el espacio.

Las noticias en el televisor.

Entonces las épocas, las estaciones.

Van ocurriendo sin velocidad.

Las formas, las siluetas, las sombras.

Se entremezclan en nuestro despertar.

 

Tiempo de verano sobre las calles.

Espejismos juegan en la realidad.

Por la playa una mujer trotando.

Con la sal pegada al cuerpo.

Va dejando huellas en la arena.

Que se borran con las olas.

Mientras vuelan  las gaviotas.

Entre brisas danzantes e invisibles.

 

Oigo los grillos furtivos al atardecer.

Sobre el primer silencio.

La brisa tibia mitiga el calor, el sudor.

Voy de turista en la cafetería.

Observando un payaso en su verdad.

Entregando un instante sobrenatural.

Cálidos faroles alumbran el lugar.

Es la poesía que respira por si sola.

Bajo aquellas piedras, las maderas.

Esas sillas esperando la ocasión.

Rostro ubicuo

Su rostro ubicuo está en cada persona.

Sobre las calles defectuosas.

Sé que de alguna parte la conozco.

La luz destella en sus cabellos rubios.

 

Su rostro ubicuo camina inexpresivo.

Sin importar su raza, es belleza.

Las rozas florecen a su paso.

Algunos rostros caminan invisibles.

 

Su rostro ubicuo pasa al lado mío.

No dice nada, no digo nada.

La luz entre las nubes la seduce.

Protegiéndose el rostro del exceso.

 

Si tan solo supiera quien es.

 

 

by Ramz

Letras dormidas sobre Pompeya

Las letras de su nombre se durmieron.

Se acuestan sobre los olvidos.

No existen.

Ni siquiera el susurro las pronuncia.

 

Una avenida llena de silencios.

Recuerdos.

Todo fue aquí alguna vez.

Ahora nada es también lo que importa.

 

Brota una semilla entre las piedras.

Mil años pasaron para caminar.

Lo cotidiano es ahora.

Pero el sol, nos ilumina parecidos.

 

 

by ramz

Búsqueda sonora

Nada más que un sonido equilibrándose.

En la esfera de las emociones.

Se acerca sobre nuestra piel.

Tacto buscando una definición.

 

Una cuerda sobre el tiempo

sin extremos que amarrar.

Es hastío que se contrapone

a la verdadera quietud.

 

Nada más que un sonido equilibrándose.

Es su voz, la oscilación

de mis manos buscando calor.

Una nota más abajo de  mi corazón.

 

by Ramz

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